–¡Hay
un monstruo en el armario de mi hija!
Fue el
grito de desesperación que recibió la operadora la madrugada del viernes,
durante una gran tormenta eléctrica. A todo el departamento de policías nos
pareció una broma de mal gusto hecha por alguna persona borracha o aburrida que
no encuentra otra forma de desperdiciar su tiempo. Sin embargo, la insistencia
que ponían al llamar vez tras vez al percatarse de que no pensábamos acudir,
nos hizo ponernos en acción para ver por qué la familia tenía tanta urgencia y
de paso reprenderlos por hacer mal uso de las autoridades.
El
lugar que habitaba esa familia era una casa en medio del campo y ellos sólo
venían de paso, lo que hacía más comprensible que tuvieran las emociones a flor
de piel ante cualquier suceso extraño, pero no más justificable. Mi compañero y
yo decidimos que era momento para tomar el testimonio de cada uno de los
involucrados para sacar conclusiones si se trataba de una alucinación colectiva
o paranoia.
Nora (10 años, hija y principal afectada)
–¡Mamá,
hay un monstruo en mi habitación! ¡Lo vi salir de debajo de mi cama y se fue a
esconder al armario!
Fue lo
que grité cuando vi a eso deslizarse por mi ventana abierta y esconderse en el
armario. Al principio yo creí que era mi perro Morusa que se había asustado con
los relámpagos y venía a hacerme compañía, pero cuando el monstruo pasó al lado
de mi luz de noche me di cuenta de que era un monstruo de verdad. Su pelo era
azul y Morusa es blanco, no podía ser el mismo. Tuve miedo porque, además, el
monstruo estaba con mis peluches y les podía hacer algo. Grité y grité mucho
por mi mamá, pero se tardó en venir. ¿Que qué hice? Esconderme entre los
edredones esperando que no decidiera comerme. No llamé a mi hermano porque Raúl
pocas veces me hace caso, además mi mamá puede con todo. Es lo que siempre dice
mi tía Silvia cuando las escucho tener sus conversaciones de adultos. Ella era
mi única esperanza.
Raúl (14 años, hijo mayor y hermano de
Nora)
–¡Mamá,
hay un monstruo en mi armario! ¡Está junto a mis peluches!
Eso
escuché que mi hermana gritaba pasada la media noche mientras yo estaba
tratando de conectarme con mis amigos a una partida en línea y no fui a ver qué
quería Nora porque era una pendejada lo que estaba diciendo, pero yo ya sabía
que mi mamá me iba a echar la culpa a mí. Siempre soy al primero que señalan si
algo le pasa y más temprano justo se me había pegado cuando estaba viendo una
película de terror.
Mi
mamá llegó primero a mi cuarto y como ya sabía que iba a pasar me regañó a mí
por andarle mostrando esas cosas a mi hermana. No tengo la culpa de que me esté
buscando todo el rato y no es justo que yo tenga que aguantarme por ella. Iba a
pelear para defenderme, pero los gritos de Nora más la tormenta afuera no se
podía escuchar nada. Finalmente, mi mamá se fue hacia su habitación para
callarla de una pinche vez. Creí que hasta ahí se iba a terminar todo, cuando
ahora fue mi mamá la que estaba de gritona con que había un pinche monstruo.
Seguramente que era una rata porque aquí parecen hasta conejos de tan grandes
que salen, así que como hombre de la casa me tocó hacerme el valiente e ir a
ver lo que pasaba.
Rocío (35 años, madre)
¡Era
un monstruo de verdad, oficiales! No lo podía creer. Nora siempre ha tenido una
imaginación muy activa y desde la muerte de su padre se ha vuelto un problema
más que frecuente el tema de que quiere llamar la atención. Creí que se trataba
de otra de sus mentiras combinada con la sugestión al ver un material que, por
supuesto, le tengo prohibidísimo, por eso no le tomé importancia al principio a
sus llamados. También tengo que admitir que mi tardanza fue a propósito por
darle una lección a ella de que no tiene que estar viendo esa clase de cosas,
pero cuando abrí las puertas del armario, dispuesta a demostrarle que no había
nada ahí dentro me encontré con esta... esta cosa azul igual de grande que un
bebé que apenas aprende a andar.
Mi
primera reacción fue gritar, porque uno nunca se imagina una escena así. Si
alguno de ustedes es padre conocerá este ritual de tener que hacer los ademanes
como si se estuviera buscando algo para darle una seguridad al niño, pero,
¿encontrarte cara a cara con un monstruo de verdad? Raúl no tardó en llegar
atraído por el escándalo que su hermana y yo estábamos haciendo. Yo estaba
totalmente fuera de mí misma, no sabía cómo actuar o qué hacer con él hasta que
mi hijo fue el que decidió llamarlos a ustedes en la desesperación. Sé que es
difícil de creer, a mí también me costó hacerlo y de verdad que aprecio que dentro
de lo que se pueda estén aquí. Y el monstruo ahí está, ahí sigue en el armario.
Pueden verlo por ustedes mismos.
Monstruo (edad desconocida)
¡Rwar!
Sí, yo entré esta noche a la casa en busca de un refugio calientito donde poder
resguardarme de la lluvia, rwar. Estaba por aquí cerca, intentando encontrar
algo de comer cuando cayeron las primeras gotas y el agua nunca ha sido de mis
cosas favoritas, rwar. Solo quería calor y parece que provoqué a estas
criaturas tan gritonas, rwar. ¿Miedo? ¿De qué van a tener miedo si todos
sabemos que arrasan con lo que se encuentran, rwar? Miedo debería tener yo,
rwar, el corazón casi se me sale del pecho cuando abrieron las puertas y me
encontré cara a cara con estos monstruos a los que conocemos como humanos.