Martes 7
Son casi las
siete de la mañana. Me es imposible dejar de pensar en ella: la chica en mis
sueños. No la conozco de ningún lugar, por lo menos, no de entre mis amigos,
mis familiares, mis amores pasados; no de entre los alumnos o colegas en las
escuelas donde imparto clase. He pensado que quizá fuera un rostro abstraído
por el subconsciente; una jugarreta del corazón, el cual, al ver una cara
bonita por las calles, se quedara con la fotografía de su sonrisa. Los sueños
no son algo común en mí, y éste ya habitual, inquieta la sobriedad en mi mente.
Por eso, he decidido vaciar en papel, los recuerdos que me sean posibles.
Jueves 9
He notado que la
chica en mis sueños me sonríe dulcemente, como si me reconociera de alguna
forma.
Sábado 11
Hoy, una vez
más, he despertado con la imagen, recién desvanecida, de ella. Su imagen contrasta con la oscuridad del
amanecer; oscuridad permanente en mi habitación, por las gruesas cortinas en
las ventanas y la puerta siempre cerrada. Y sin embargo, el pequeño halo de luz
tocando la puerta, me dice que ella estuvo aquí. Desearía tanto encontrarme frente
a sus ojos plateados y ver sus labios sonreír. Ya no dejo de buscarla por las avenidas,
los cafés, las tiendas. Sólo la encuentran mis ojos, en los recorridos proyectados
en la memoria, pasajes de su risa; de su larga cabellera, singular como el
azafrán, rizada como las nubes en una puesta de sol. Eres tan hermosa… ¿Acaso sólo
Mozart podría comprender la armonía en tu risa?
Domingo 12
Son casi las
siete de la mañana. He perdido la esperanza de encontrarte. Ayer, en la escuela
de música, dejé a mis alumnos con un ejercicio mientras te buscaba por los
pasillos. A final de las clases, me quedé un momento sentado en la fuente
afuera de la escuela. Removía la brea remanente en el violín. Entonces, me
pareció ver tu figura por entre los pilares del teatro. Tomé dos palabras, un
sentimiento y corrí hacia ti, pero te desvaneciste en la luz reflejada en la
cantera. ¿Acaso no eres real? ¿Acaso tu único camino hacia mí es a través de
los sueños?
Martes 14
Simplemente
sucedió, levanté los ojos y estabas ahí. Te tomé de la cintura con fuerza, con
un deseo incomprensible de no dejarte ir, con la necesidad irremediable de ver
el mismo deseo en ti. Tu mirada deseosa de besarme y no dejarme ir. Acariciar tus
labios, con los míos, inspiró un anhelo inconmensurable de silenciar el tiempo.
Me di cuenta que tus ojos no eran plateados, sino marrón. Quizá porque así es
la naturaleza de los sueños; cambiante. Sin embargo, tu mirada desbordada de
bondad, me hizo sentir seguro. Mi voz quiso pronunciar tu nombre, pero no se acordó.
Reíste, colocaste tu mano en mi mejilla y la calidez de tu voz pronunció el
mío. Entonces desperté y el amanecer tocó la rendija de la puerta. Eran casi
las siete de la mañana.
Un día entre miércoles y jueves
¿Qué es el
tiempo en un sueño? A veces no comprendemos del todo, la frontera que rompe lo
ilusorio y lo real; a veces, en apariencia por lo menos, ambas dimensiones se
entrelazaran con un hilo en espiral, y la vida transita entre melodía y soledad;
entre lo nuestro y lo absurdo. ¿Puede ser la realidad una mera ilusión, o puede
ser la ilusión de estar a tu lado, mi realidad? Sea una o la otra, algo me hace
querer regresar a ti.
Viernes
Cualquier actitud,
de este amanecer, podría tratar de persuadirme que se trata de un espejismo. No
obstante, el corazón me dice que son cerca de las siete. Las cortinas de la
habitación son claras, y la puerta está abierta. Y sea esto una ilusión o la
muerte, o una extraña sonrisa de lo irracional, la convivencia de tu espalda y
mis brazos, al despertar, define la perfecta idea de existencia. Tus cabellos
son del color de tus ojos, y no como en sueños. Al acariciarlos, mis manos
recobraron tu nombre de entre mis olvidos: Anabel.