Ya te lo he dicho
Lucrecia, eso no se agarra por ahí, mira, de este lado y lo sacudes bien, ¿ves?...
Sí, ya sé que mi llamada es muy importante para ustedes, pero ya, ¡pásenme con
un ejecutivo! …Ay Lucrecia, casi lo tiras, ten más cuidado. Ese reloj me lo
regalaron el día de mi boda y cuesta un dineral. No me contestan, ¿ves? Nomás
me dicen que pulse uno o que pulse tres, ¡qué bueno que tú no tienes estos
problemas, Lucrecia! Seguro allá en tu rancho no llega el servicio de esta
compañía. Qué bueno, porque está muy chafa. Ahora que espere, porque por el
momento todos sus ejecutivos están ocupados. ¡Qué mierda!
Mira, te faltó en
aquella esquina, sí, ahí. Pero bien muchacha, que luego se nota el pasón. ¿Ya
limpiaste la arena del gato? No se te olvide, ya sabes que a mí me da mucho
asco… ¡Ah, por fin! Sí, señorita, cómo no, le confirmo mi número de contrato,
es el MDZ453. Sí, yo soy la titular, no sé por qué, pues lo paga mi marido.
Fíjese que estamos teniendo problemas con el Internet, y entonces no puedo ver
mi serie de Netflix, ni mandar mensajitos a mis hijos y a mis amigas… Lucrecia,
luego le barres ahí, que dejaste el reguero de arena… No señorita, no le hablo
a usted. Le decía que se desconectó el Internet, y tenemos muchos problemas
cuando eso pasa. Ahora que espere en la línea porque me van a pasar a soporte
técnico. Pinche musiquita, me cae re gorda.
A ver, Lucrecia, ya
van varios días que te veo seria, como triste. ¿Qué tienes niña? ¿Está enfermo
alguien allá en tu rancho? Como no tienen vidrio en las ventanas, seguro entra
mucho el aire y la tierra, luego por eso se enferman, deberían poner las
ventanas y el piso como Dios manda, los niños gatean en la tierra y se meten
las manos en la boca, por eso se mueren tanto. Ah, no es eso, ¿entonces qué? Espérate,
ya me atendieron… Sí, buenos días, le decía a la señorita que nos quedamos sin
servicio de Internet. Sí, soy yo. Sí, ése es el número de mi contrato.
Mira Lucrecia
súbete a los cuartos y recoges el reguero de los niños, luego que bajes, haces
la comida… No, no le hablo a usted. No, no tengo la computadora prendida, para
qué si no tengo WiFi. A ver, ahorita la prendo. Ya, ¿cuál es el módem? Ah, el
cuadrito ése que está junto al teléfono. No, no le prenden los foquitos, bueno
sí, uno rojo. Ok, lo espero. ..Oye Lucrecia, antes de que se me olvide, vete a
la tienda y me traes unos cigarros, que al rato tengo cafecito con mis amigas…
¿Y dónde lo apago? A ver, no le encuentro ningún interruptor. Ah, ya vi, ya lo
apagué. Sí, me espero un minuto y le prendo… Toma para los cigarros, no te
tardes mucho, que luego te pones a platicar con todo el vecindario… Ya lo
prendí y sigue igual. Ahora ni el foquito rojo enciende, sí, me espero, usted
muévale lo que quiera desde allá. No sabe lo que me hace falta el Internet,
luego los niños no pueden hacer sus tareas, ya ve que ahora todo se los mandan
en la plataforma del colegio, ni chatear con sus amiguitos. A mí me encanta la
serie esa de “La Reina” y ya estoy casi por terminar la temporada, y se
descompone esto, pues no. A ver, sí, ya están prendiendo los foquitos, pero no
todos, el rojo no se apaga, sígale moviendo allá, yo le digo cuando se apague
el rojo.
Por fin llegas
Lucrecia, tardaste horas, ¿con quién platicabas? Y por qué andas hablando con
esa señora, me cae re gorda. Ándale, ponte a hacer la comida, déjame ahí sobre
la mesa los cigarros y el cambio. ¿Por qué te quitas el delantal?, te vas a
manchar toda, porque es mole. ¡Qué! ¡No lo avientes al piso!... No señor no
hablo con usted, espéreme tantito… A ver, ¿cómo de que te vas a trabajar con la
bruja esa de la esquina? ¿Porque te cae mejor que yo? Si yo te trato muy bien,
¿nomás porque te va a pagar más, no tiene niños ni mascotas y te va a inscribir
en el Seguro Social? Eres una malagradecida, ni creas que te voy a dar carta de
recomendación ni te voy a pagar esta semana. ¡Lucrecia, espérate! No te vayas
así, si quieres también te subo el sueldo. ¿Que soy una grosera y antipática?
¿Y a ti quién te enseño esa palabra si ni acabaste la primaria? … Sí, ya están
encendiendo todos los foquitos poco a poco, a ver, déjeme ver en la compu, sí
ya aparece el WiFi… ¡Lucrecia! Mira que los niños te van a extrañar mucho, no
los dejes así. Si, ya sé que están un poco malcriados, pero te adoran. ¿Cómo
que son groseros contigo? Por favor, Lucrecita, hoy toca mole y no sé cómo
hacerlo. ¡Lucrecia! ¡Lucrecia! ¡mierda!... No, no hablaba con usted, a ver,
pues parece que ya hay Internet, déjeme ver en Netflix. ¡Ay, no! Ya se volvió a
prender el pinche foquito rojo.