Luna de miel en Holbox por Leonel Zapien López

 



Es lunes por la mañana; Jimena conduce su VW Beetle rumbo a la oficina. El tráfico sobre avenida Patria es caótico, peor que de costumbre. Waze anuncia un choque a cuatrocientos metros por lo que todo parece tener sentido.

Veinte minutos después llega a la oficina, estaciona su vehículo, toma un labial de su bolso y lo pasa cuidadosamente por sus labios. Sale del coche y se dirige a la entrada principal. Camina por largas filas de cubículos, todos idénticos, antes de llegar al de ella. El sonido de teclas presionadas arrítmicamente, teléfonos timbrando y murmullos inunda el ambiente. Bienvenida al mundo godín.

 

Minutos más tarde en la cafetería se encuentra con una compañera de proyecto de nombre Clara:

–¡Hola! ¿Cuándo regresaste? ¿Qué tal te fue de luna de miel? –pregunta Jimena.

–Apenas regreso el día de hoy; es mi primer día después de dos semanas de vacaciones.

–Y ¿A dónde fueron?

–Fuimos a Holbox, estuvimos allá una semana. Regresamos encantados, nos fascinó la isla – responde Clara.

–Tienes que contármelo todo, tengo muchas ganas de ir allá y todo lo que me puedas decir me será de utilidad.

–Debes de ir Jime, la verdad te va a encantar. Te recomiendo que tomes el tour a la Isla de los pájaros y al Ojo de agua, está increíble. Fueron cuatro días y cinco noches en un todo incluido, nos quedamos en el hotel Villas HM Palapas del Mar, super cómodo y con una vista al mar fabulosa.

–¡Wow! Se escucha súper bien.

–La verdad que sí, además vimos flamingos en la playa super cerca de donde estábamos. Pero lo que más nos encantó fueron los atardeceres. Los colores del cielo en el Caribe son simplemente inigualables.

–Ya veo que la pasaron genial, me da mucho gusto –responde Jimena en lo que comienza a sentir ese extraño temblor en sus manos cargado de ansiedad. Sabe muy bien lo que eso significa: Tiene que tenerlo.

–Bueno, me encantó haberte saludado – dice Clara mientras besa a Jimena en la mejilla –, pero ya tengo que volver a trabajar.

–Sí, yo también; tengo reunión a las diez. Nos vemos –responde mientras piensa que finalmente será de ella.

 

 Camina de regreso a su cubículo para la junta que está por comenzar; solo es presentar el informe del cierre de mes anterior frente a su gerente y su equipo de trabajo. La ansiedad es demasiada, le cuesta trabajo concentrarse. Ya no puede esperar el momento de salir de la oficina para irse a casa.

 Las siguientes horas apenas y puede mantener el enfoque en su trabajo; a la hora de la salida escapa rápidamente. Tiene que llegar a su casa. Veinte minutos después ha arribado. Va directamente a su estudio. Toma papel y pluma y comienza a escribir todos los detalles del viaje a Holbox que Clara le contó. Conforme va escribiendo el recuerdo se hace más lúcido, más vívido. Termina de anotar y ya lo tiene. –Es mío –piensa. Se pone de pie arrastrando la silla y del closet saca un pequeño cofre. Abre el candado y guarda la hoja doblada con exactitud entre un centenar de papeles delicadamente acomodados. Son todos suyos, los recuerdos que ha robado. A partir de esa noche Clara no recordará nada de su luna de miel en Holbox.

 

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