Cómprale un conejo por Victoria Estefanía Hernández Ramos


 



Esa tarde, el sol brillaba con toda su intensidad, mi amiga y yo nos vimos en la heladería para refrescarnos mientras nos poníamos al tanto de nuestra vida, teníamos más de un año sin vernos, la última vez, fue en mi boda. 
–¡Qué emoción verte de nuevo!, ¡cuéntame! ¿Qué tal tu vida de casada? –dijo mi amiga mientras saboreaba su helado de vainilla.
–Ni me lo menciones, nos divorciaremos.
–Pero, ¿cómo? ¡Si eran el uno para el otro!
–Unos meses después de casarnos, Josué me planteó la idea de un hijo, yo me emocioné bastante y lo intentamos un mes, dos meses, tres meses, cuatro, cinco, el sexto y nada.
–Deberían ir con un especialista, mi tía Virginia también lo intentó muchos meses hasta que fue con un médico y al poco pudo engendrar.
–Ya fuimos, nos hicieron exámenes y resultó imposibilidad de fecundación de parte mía.
–¿Y por qué no adoptan uno? Mi estilista adoptó uno hace dos años, y son la familia más feliz que he conocido.
–Sí lo pensamos, fuimos ya a un centro, pero no somos candidatos.
–¿Por qué?
–Porque uno de los requisitos es tener salud íntegra, y yo no pasé los exámenes. Al poco, mi marido perdió el interés en mí, comenzó a llegar más tarde de lo normal a la casa después del trabajo, hasta que un día simplemente no llegó. Y, ¿qué crees?, me encontré unos “pantys” en el carro ayer. Mi matrimonio se perderá después de esto.
–Oye amiga, ¿y por qué no le compras un conejo?
–¿Un conejo?
–Sí… un conejo.

Pensé “mi amiga se está volviendo loca” mientras ella proseguía:
–María mi vecina tampoco podía tener hijos, su matrimonio se estaba deshaciendo, hasta que compró un conejo. Yo estaba escéptica al principio, pero después de ver cómo su marido traía flores todos días y serenata una vez al mes, no podía creerlo.
–¿En serio?
–Sí, ella compró su conejo en la tienda ubicada en la Avenida Moctezuma, es cerca de aquí, deberíamos echar un vistazo
Caminamos unas cuadras al norte. Nos paramos frente a una tienda enorme, tan grande como un centro comercial, de ella, salían parejas sonrientes con sus conejos en mano.
Entramos al lugar, vimos muchos empleados y parejas merodeando en la tienda, había de todo para conejos: juguetes, comida, bebederos, cunas madrigueras, casas, hasta residencias. Un empleado del lugar se paró frente a nosotras:
–Buenas tardes, ¿en qué les puedo ayudar?
–Hola, buenas tardes –dije con timidez, –, verá, no puedo tener hijos y mi amiga dice que su vecina compró un conejo y salvó su matrimonio.
–¡Oh, sí!, somos especialistas en ello, ha venido al lugar indicado –caminamos a una caja con unos lindos conejitos bebés.
–Verá –el vendedor siguió hablando –estos conejitos de aquí tienen tan sólo un mes, son mejor que un bebé humano, ellos comen por sí mismos, sólo se les pone heno por todos lados. Ellos comen, toman agua, duermen, hacen popó, después corren, juegan un rato, vuelven a dormir y repiten el proceso, ¡igual que un bebé! Mejor que eso, nuestros conejos son terapéuticos, su marido sentirá paz y tranquilidad siempre que esté con su conejo
–Disculpe, ¿pero no hacen destrozos en la casa?
–¡Igual que un bebé!, ¿no es impresionante?, su esposo ni sentirá la diferencia.
–¿Y dónde hará popó?
–Tenemos pañales para conejo, así podrá cambiarlo, igual que un bebé, con dedicación, usted y su esposo le pueden enseñar donde hacer del baño en una esquinera, nosotros mismos podemos proporcionarle una.
–¿Y dónde duermen?
–Tenemos cunas madriguera para su pequeño, se ponen en el suelo y a su conejo le encantará, de igual manera son tan cariñosos, que pueden dormir hasta en su pecho en la noche. A ellos les gustan mucho las manos de los varones humanos, así que su esposo se sentirá más feliz cuando su conejo prefiera dormir con él. Podemos adaptar su casa para la llegada de su conejo, tenemos juguetes, y su esposo llegará a casa mucho más temprano del trabajo para jugar con su conejo, ya verá.
–¿Y cuando crezca, qué haremos con él?
–Aquí mismo en la parte de atrás, tenemos guardería para conejo, al lado derecho verá el kínder, la primaria, la secundaria, la preparatoria y la universidad. Le enseñaremos a brincar sin caerse, como hacer del baño en su esquinera, como escoger la mejor hebra de heno, como y cuales pedacitos de madera ruñir, y como dejarse abrazar por papá y mamá; en la universidad, le enseñaremos a correr en una bola generadora de electricidad, para que trabaje en nuestro centro de recursos renovables, allá en la parte de arriba, y nosotros les daremos un sueldo. Podrán traer a su conejo, el estudiará y vendrán por él en las tardes, y usted tendrá las mañanas libres.
–Todo suena bien, pero, ¿y si a mi esposo no le gusta el conejo?
–Hasta ahora hemos tenido un porcentaje del 100% salvando matrimonios, si fuera el caso, puede regresarnos el conejo en los primeros dos meses si es que no le funcionó, ¿qué dice?
Miré a mi alrededor y vi muchas parejas felices, parecía cierto lo que el vendedor me decía, no tenía nada que perder. Después de todo, si no funcionaba, siempre podía quedarme con el conejo yo misma y así sentirme acompañada. Total, mejor que un bebé, estos conejos parecían mejores que un esposo.

 

Derechos Reservados © Escuela de Escritores Sogem Guadalajara